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13 de febrero de 2012

Un Delincuente le costo a Google una multa de $500 millones de dolares


El delincuente que hizo perder a Google US$500 millones
Con grilletes y vigilado por agentes del gobierno de Estados Unidos, David Whitaker fingió ser un representante de ventas de medicamentos en Internet en decenas de llamadas telefónicas grabadas e intercambios de correos electrónicos con ejecutivos de ventas de GoogleWhitaker gastó US$200.000 del erario público en anuncios que ofrecían narcóticos, esteroides y otras sustancias controladas.
Durante el transcurso de cuatro meses en 2009, Whitaker, que cumple una pena por estafa, fue el protagonista de una operación encubierta del gobierno de Estados Unidos contra Google Inc., que acabó con una de las mayores multas impuestas a una empresa del país.
“En parte, me sentía mal”, escribió Whitaker en su relato de la emboscada al que The Wall Street Journal tuvo acceso. “La gente había empezado a caerme bien”. Pero advirtió: “me tranquilizó saber que ellos (…) sabían que lo que hacían estaba mal”.
El gobierno armó un caso criminal contra Google usando dinero, pseudónimos y compañías falsas –tácticas más propias de la guerra contra los carteles de narcotráfico, según entrevistas y documentos legales. El gigante de Internet aceptó pagar una multa de US$500 millones a mediados del año pasado para no ser procesado por colaborar con las ventas ilegales de fármacos en línea en EE.UU.
Como parte del acuerdo, Google reconoció que había, de manera inapropiada y con conocimiento de causa, ayudado a anunciantes en línea supuestamente asentados en Canadá a publicar avisos para ventas ilícitas de medicamentos para consumidores en EE.UU.
A diferencia de América Latina, donde la publicidad de fármacos que se venden con receta médica está prohibida, en EE.UU. se pueden anunciar medicamentos en los medios de comunicación, ajustándose a ciertas restricciones. A pesar de eso, vendedores extranjeros, especialmente en Canadá, tratan desde hace tiempo de llegar a los consumidores de EE.UU. vía Internet.
“Prohibimos los anuncios de medicamentos con receta médica en EE.UU. por farmacias canadienses hace algún tiempo”, dijo Google en su único comentario sobre el tema. “Aún así, es obvio ahora que en ningún momento deberíamos haber permitido esos anuncios en nuestro sitio”.
La multa de US$500 millones, si bien históricamente grande, era irrisoria considerando que Google tiene US$45.000 millones en efectivo. Sin embargo, el hecho de que la compañía asumiera su culpa abrió la puerta a la posible responsabilidad legal por aceptar anuncios de otras personas implicadas en actos ilegales en línea, como distribuir películas piratas o cometer fraudes en línea.
Google siempre ha argumentado que no es responsable por las acciones de sus más de un millón de anunciantes. Pero la multa que pagó representa no sólo el dinero que obtuvo con los anuncios, sino también los ingresos que recaudaron las farmacias ilegales mediante las ventas relacionadas a Google.
En un giro importante, el acuerdo “señala que, cuando exista evidencia de que un motor de búsqueda ayudó intencionada y activamente a un anunciante a promover una conducta impropia, el motor de búsqueda puede ser acusado de complicidad”, señala Peter Neronha, el fiscal que lideró el caso.
Todavía se desconoce si, como consecuencia, la compañía empezará a rechazar anunciantes. “Si Google adoptase una definición mucho más estricta de cara a los anuncios problemáticos, todo el mundo se daría cuenta al instante de una caída en sus ingresos”, asegura Eric Goldman, director del Instituto de Legislación de Alta Tecnología de la Universidad de Santa Clara, en California.
La causa del gobierno también contenía algunas acusaciones potencialmente embarazosas de que altos ejecutivos de Google, entre ellos su cofundador Larry Page, fueron informados sobre los problemas legales con los anuncios de los medicamentos.
Page, actual presidente ejecutivo de la empresa, estaba al tanto sobre las conductas ilícitas, asegura Neronha, que dirigió el equipo que llevó a cabo la operación secreta. “Sabemos a ciencia cierta gracias a documentos que revisamos y testigos que entrevistamos que Larry Page sabía lo que estaba pasando”, dijo en una entrevista a The Wall Street Journal después de que se firmara el pacto en agosto.
Neronha no quiso brindar detalles sobre las pruebas, que fueron presentadas en secreto ante un gran jurado. Otras fuentes cercanas apuntan que los e-mails internos de la compañía muestran que Sheryl Sanderg, una ex ejecutiva de Google que en 2008 se integró a Facebook Inc., había expresado su preocupación por los avisos.
Los fiscales podrían haber utilizado esas pruebas para sostener que Google hizo deliberadamente la vista gorda para proteger un flujo de ganancias estimado por el gobierno en cientos de millones de dólares. Sandberg declinó hacer comentarios para este artículo a través de un portavoz. Page tampoco quiso comentar.
Google afirma que cuenta con estrictas normas para impedir que delincuentes utilicen sus servicios de publicidad y que margina a los anunciantes que violan repetidamente sus directrices.
“No sólo eliminamos los avisos sino también los anunciantes que abusan de nuestra plataforma, y colaboramos estrechamente con las autoridades para tomar medidas contra los delincuentes”, indicó Kent Walter, asesor jurídico de Google.
El caso de Whitaker, relatado aquí por primera vez, cuenta una historia diferente.
Whitaker, de 37 años, podría pasar por un empleado de cualquier empresa tecnológica de Silicon Valley. Según documentos presentados a la corte por su abogado, padece un trastorno bipolar y tiene un largo historial de compras compulsivas y fraudes. Cuando tenía 16 años, usó la tarjeta de crédito de su madre para alquilar un jet privado para ir de compras con su novia, dicen los documentos.
El camino de Whitaker a la operación encubierta arrancó en 2005, cuando obtuvo millones de dólares en pedidos de iPods y otros electrónicos a precios por debajo del mercado y huyó sin entregar la mercancía, según su relato y los documentos procesales.
Huyó a México en 2006 y abrió una farmacia en línea que vendía esteroides y hormonas de crecimiento humano para consumidores estadounidenses a través de anuncios de Google, cuenta. Las dos sustancias –vendidas en EE.UU. sólo con receta médica— son populares entre los físicoculturistas para aumentar su masa muscular y personas de más edad que tratan de frenar las señales de envejecimiento; en EE.UU., no están aprobadas para esos usos. La política de Google prohibía publicitar su venta en línea.
Whitaker fue arrestado en México en marzo de 2008 por entrar al país ilegalmente y volvió a EE.UU. para enfrentar las acusaciones de fraude, conspiración y corrupción comercial en el caso de los electrónicos. Whitaker relató a las autoridades estadounidenses el papel que Google había jugado en el éxito de su farmacia mexicana.
Los fiscales, que quisieron indagar más a fondo, armaron un equipo a principios de 2009 con la ayuda de Whitaker. Los días de semana, era escoltado de la prisión en el estado de Rhode Island a otra localidad donde, bajo la vigilancia de agentes federales, tendió una trampa para Google. Haciéndose pasar por el ficticio Jason Corriente, un agente publicitario con mucho dinero para gastar, Whitaker sorteó el sistema de publicidad automático hasta llegar a los ejecutivos de marketing de carne y hueso de la empresa. Los agentes federales crearon el sitio www.SportsDrugs.net para que pareciera “que un traficante mexicano había construido un sitio en línea para vender hormonas de crecimiento y esteroides”, dijo Whitaker. Al principio, Google lo rechazó, al igual que el sitio anti envejecimiento www.NotGrowingOldEasy.com. Pero sus ejecutivos trabajaron con Whitaker para encontrar una manera de sortear las normas de Google, según los fiscales y el acusado.
El equipo secreto eliminó un enlace para comprar los fármacos directamente –ahora los clientes tenían que enviar una solicitud en línea— y entonces Google lo aceptó. “El sitio generó un tráfico de e-mails de consumidores que querían comprar hormonas de crecimiento y esteroides”, dijo Whitaker.
Los agentes federales se volvieron más osados. Al final de la operación, a mediados de 2009, estaban comprando anuncios en Google para sitios que presuntamente vendían narcóticos sólo autorizados bajo receta médica, como oxicodona e hidrocodona. Los agentes también consiguieron que el departamento de ventas en China aprobara un sitio que vendía Prozac y Valium a clientes estadounidenses sin receta.
“Los empleados de Google fueron fundamentales a la hora de esquivar las reglas de la empresa sobre la verificación de las farmacias”, dijo Whitaker. “Esos sitios eran claramente ilegales”.
Siguiendo las órdenes de los agentes, Whitaker dice que dio indicios de sus intenciones ilegales a los ejecutivos de Google, entre ellos el principal director de la empresa en México. Con una grabadora en marcha, les explicó detalladamente las partes ilegales de sus sitios.
En la segunda mitad de 2009, agentes federales visitaron la sede de Google en California para informar sobre las pruebas que habían acumulado. Los fiscales tenían cuatro millones de páginas de e-mails y documentos internos, así como testimonios. El equipo de trabajo estaba preparando las acusaciones penales contra la compañía y sus ejecutivos por ayudar y permitir actividad criminal en línea, señala la fiscalía.
Google contrató al abogado Jamie Gorelick, ex fiscal general adjunto durante el gobierno de Bill Clinton. Dos años más tarde, la compañía llegó a un acuerdo con el gobierno.
Para cerrar la operación secreta, los agentes federales mataron el personaje ficticio de Whitaker. A los empleados de Google les mandaron un último e-mail, supuestamente del hermano de Jason Corriente, diciendo que el empresario había muerto en un accidente de tránsito. Whitaker, que se declaró culpable y enfrentaba una pena de hasta 65 años de prisión, fue sentenciado en diciembre a seis años, después de lo que los fiscales calificaran su cooperación de “extraordinaria”. Podría salir en dos años.

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